Talleres Blanco venció por la mínima diferencia (5-4) a Neuquén A, equipo que pegó siete tiros en los palos. ¡Sí, siete! Palo, travesaño y nuevamente palo. Increíble.
El partido se fue con un primer tiempo cerrado, en el cual apenas se grito un gol (Andrés Dome – Neuquén A) y parecía que el denominado partido de la fecha no iba a entregar mucho más en la segunda etapa, ya que se había visto un juego muy chato por parte de ambas escuadras. Sin embargo, los segundos 25 minutos, se vivieron a pura adrenalina, y con un final para el infarto.
Con la ya mencionada ayuda de los palos, y una memorable actuación de Lucas Cafaro, Talleres Blanco dio vuelta el tanteador y aguanto con uñas y dientes los continuos embates del pingüi, que desperdició innumerables jugadas de gol frente al arco rival. Así hasta el final, que desató el alivio de toda la parcialidad roja y dejó todo el sabor amargo al conjunto del sur que vio escapar su racha ganadora, y la punta del campeonato.